La compra de la Casa Orsola: populismo inmobiliario y oportunismo político
Casa Orsola: el polémico gasto millonario del Ayuntamiento de Barcelona y su impacto en el mercado inmobiliario

La compra de la Casa Orsola por parte del Ayuntamiento de Barcelona tiene una doble vertiente: inmobiliaria y política. Desde la primera, la adquisición constituye un despilfarro de recursos públicos, pues el promedio pagado por las 27 viviendas del edificio supera los 300.000 €.
Un importe al que sumar los gastos derivados de una onerosa rehabilitación. Por dicho motivo, la factura final por piso ascenderá aproximadamente a 350.000 €.
Desde la segunda, en el corto plazo, la anterior actuación supone una magnífica defensa del actual alcalde de la estrategia de acoso y derribo diseñada por los Comunes.
Para dicho partido, los problemas relacionados con la vivienda constituyen un gran caladero de votos. Cuantos más haya, sus líderes creen que más sufragios obtendrán. Por eso, a ninguno de sus dirigentes le ha gustado la resolución del conflicto existente entre el propietario y los arrendatarios del inmueble.
Con la adquisición, Jaume Collboni pretende demostrar a la ciudadanía que ha hecho más que Ada Colau por los inquilinos de Consell de Cent, 122. En octubre de 2021, según Idealista News, la anterior alcaldesa pudo comprar el inmueble por 5,4 millones €, a través del ejercicio del derecho de tanteo y retracto. No obstante, desestimó hacerlo por motivos económicos y políticos.
En primer lugar, porque le pareció excesivo su precio. No obstante, en junio de 2021 decidió adquirir un inmueble en el centro de la ciudad (calle Balmes, 18), cuyo importe por m2 superaba claramente el exigido cuatro meses más tarde por el propietario de la Casa Orsola.
En segundo lugar, debido a que pretendía obtener rédito electoral del enfrentamiento entre el ayuntamiento y la nueva propiedad, siendo esta el fondo de inversión Lioness Investments.
La combinación de las perspectivas inmobiliaria y política nos conduce a los siguientes interrogantes:
1) ¿El edificio ha sido comprado con un 30% de descuento? Collboni es consciente que la adquisición de la Casa Orsola por 9,2 millones € ha constituido un derroche de dinero público.
Para evitar que la ciudadanía conozca tal despilfarro, ha indicado que el ayuntamiento ha adquirido el inmueble con descuento. No obstante, no ha sido así.
El año pasado, la propiedad estaba dispuesta a vender el edificio por 9 millones €. En dicho momento, el inmueble no estaba maldito, pues aún no se había producido ninguna manifestación multitudinaria contra el fondo de inversión.
Después de la gran presión social realizada contra el desahucio de uno de sus inquilinos, el edificio perdió valor, al cotizar en el mercado con una elevada penalización.
En primer lugar, por las protestas callejeras cuya diana son los directivos del fondo. En segundo, por la intervención del ayuntamiento. En tercero, por la negativa exposición de sus ejecutivos en los medios de comunicación.
En cuarto lugar, debido a los problemas para desahuciar a los inquilinos sin contrato en vigor. Finalmente, por la escasa posibilidad de incrementar sustancialmente las rentas de alquiler de los arrendatarios en un próximo futuro.
2) ¿Por qué no ha utilizado el ayuntamiento el derecho de tanteo y retracto? Por un lado, porque no había ninguna oferta interesante por la Casa Orsola. Por el otro, debido a la rapidez con la que el consistorio quería efectuar la transacción.
Cuando se anunciara la adquisición, el ayuntamiento estaba convencido que cesarían las manifestaciones, la imagen pública del alcalde saldría reforzada y los medios de comunicación dejarían temporalmente de tratar el problema de la vivienda en Barcelona.
3) ¿Le ha salido mal la operación al propietario de la Casa Orsola? Ni mucho menos. Le ha ido de maravilla, pues en dos años y siete meses ha obtenido una plusvalía del 70,4%.
En primer lugar, debido al gran auge del mercado residencial durante dicho período. En segundo lugar, por la revalorización de la propiedad derivada de la peatonalización de la calle Consell de Cent. En tercero, debido a las prisas de Collboni por comprar el inmueble.
4) Con el dinero destinado a Casa Orsola, ¿por qué el ayuntamiento no ha comprado dos edificios en Nou Barris? En Nou Barris, hay muchas más familias vulnerables que en el Eixample y en numerosas calles del primer distrito un edificio de idéntica superficie cuesta menos de la mitad que la Casa Orsola.
Por tanto, una política de vivienda de carácter social debería priorizar las compras en los barrios donde los hogares tienen una menor renta per cápita en lugar de las adquisiciones en los que la tienen elevada.
Aunque el alcalde diga lo contrario, con la compra de la Casa Orsola, el ayuntamiento no ha pretendido efectuar ninguna política social. Los objetivos de la adquisición eran eliminar las protestas callejeras y desmantelar temporalmente la estrategia de acoso y derribo de los Comunes contra Collboni.
Después de la transacción, el mercado residencial en Barcelona no está mejor que antes, sino peor, pues los propietarios perciben una mayor inseguridad jurídica.
5) ¿Los inquilinos tienen derecho a permanecer para siempre en la vivienda arrendada? Es un privilegio que muchos de ellos se adjudican, pero que no reconoce el ordenamiento jurídico español. Cuando un arrendatario firma un contrato de alquiler, tiene el derecho a permanecer en la vivienda arrendada cinco años si el propietario es una persona física y siete si es una empresa.
Desde la perspectiva jurídica, es indiferente si el inquilino lleva un lustro residiendo en la vivienda o tres décadas. El segundo no tiene ningún derecho adicional a los del primero, aunque así aquel lo crea.
Una vez finalizado el contrato, el propietario puede decidir no renovar al arrendatario. Si así lo hace, la ley ampara al casero y le niega al residente cualquier prerrogativa para continuar viviendo en el piso.
6) ¿Rescatará el ayuntamiento a todos los inquilinos que creen que pagan demasiado por el alquiler de su vivienda? Ni es la intención ni posee el dinero suficiente para hacerlo, pues solo en la Esquerra del Eixample hay 44 edificios propiedad de fondos de inversión.
No obstante, unos arrendatarios tienen más posibilidades que otros de que les toque la lotería inmobiliaria. En otras palabras, de ser rescatados por el ayuntamiento.
Si usted reside en el Eixample, tiene numerosos amigos y conocidos, logra el apoyo de los Comunes y el Sindicat de Llogateres, realiza numerosas manifestaciones concurridas y consigue que sean cubiertas por los medios de comunicación, no es ni mucho menos descartable que al alcalde le vuelvan a temblar las piernas y el ayuntamiento compre su edificio.
Por el contrario, si vive en Nou Barris, está en el paro y tiene la consideración de vulnerable, le aconsejo que ni se moleste en replicar lo realizado por los inquilinos de la Casa Orsola.
En primer lugar, los Comunes no se acercarán. En segundo lugar, la mayor parte de la prensa, la radio y la televisión le harán un escaso caso. En tercero, el ayuntamiento mirará para otro lado y aguantará estoicamente casi todo lo diga o haga.
7) ¿Es injusto que el inmueble adquirido no se destine a inquilinos vulnerables? Por supuesto. Constituye una injusticia y una gran contradicción la prohibición de desahuciar arrendatarios vulnerables por parte de propietarios privados, debido a que no hay suficientes viviendas públicas de alquiler, y destinar las de Casa Orsola a inquilinos con ingresos medios
La injusticia proviene de que el alcalde no se atreve a sustituir las familias que actualmente residen en Consell de Cent, 122, por otras más necesitadas. Si lo hace, está convencido que regresarán las protestas, su popularidad disminuirá y los Comunes recogerán los frutos (los votos).
Muchas de las primeras pueden pagar un alquiler de mercado, pero a casi ninguna de las segundas su cartera les da para sufragar un arriendo en Barcelona.
En definitiva, el 6 de febrero de 2025, en la capital catalana asistimos a un episodio de populismo inmobiliario. No es el primero protagonizado por su actual alcalde, pues desde su toma de posesión su política de vivienda ha sido similar a la de Colau.
Incluso, ha superado en extremismo a su predecesora, al prometer la eliminación de las viviendas de uso turístico y una regulación del arrendamiento de temporada equivalente a la actual del alquiler convencional.
Con la adquisición de la Casa Orsola, los beneficiados son sus inquilinos. Aunque casi ninguno es vulnerable, pagarán por el alquiler de la vivienda donde residen casi lo que deseen. Indudablemente, un privilegio al alcance de muy pocos.
Los perjudicados somos el resto de barceloneses por el despilfarro de dinero público efectuado. No obstante, debido al agravio comparativo, especialmente los hogares de bajos ingresos que viven de alquiler, pues abonarán un mayor importe por una vivienda peor que las existentes en Consell de Cent, 122.
Aunque crea que la operación le ha salido redonda, Collboni no está entre los favorecidos, sino con los perjudicados. Por un lado, porque con la rápida compra de Casa Orsola ha transmitido la imagen de un político débil y populista.
Por el otro, debido a que los beneficiados por ella son muy pocos y muchos los agraviados. Entre los últimos, están inquilinos, propietarios y todos los que desean que los políticos cuiden del dinero público como si fuera el suyo.
Indudablemente, el alcalde ha errado con la contabilidad de los votos ganados y perdidos. Un tema en el que piensa cualquier dirigente, antes de adoptar una u otra medida. Si el fallo ha estado en su olfato, el problema tiene difícil solución. Si la ha adoptado por consejo de su experto demoscópico, el remedio es fácil y rápido.